Las mallas agrícolas son una herramienta esencial para la protección y optimización de los cultivos. Ya sea que se utilicen para dar sombra, proteger contra plagas o controlar la temperatura y humedad, su buen mantenimiento puede marcar la diferencia entre una inversión rentable y un gasto recurrente. En este blog te compartimos algunos consejos prácticos para conservar tus mallas agrícolas en buen estado y alargar su vida útil.

1. Instalación adecuada: el primer paso del cuidado

Una instalación correcta es clave para evitar daños prematuros. Asegúrate de tensar bien las mallas sin forzarlas demasiado, ya que la tensión excesiva puede provocar rasgaduras con el tiempo. Utiliza estructuras firmes y materiales resistentes para fijarlas, como alambres galvanizados, grapas, y postes bien anclados.

Además, evita que la malla quede en contacto directo con superficies filosas, rugosas o calientes (como bordes metálicos o maquinaria), ya que esto puede generar desgaste por fricción o incluso derretimiento en el caso de materiales plásticos.

2. Limpieza periódica

La acumulación de polvo, barro, hojas y excrementos de aves puede reducir la eficiencia de la malla, especialmente si se trata de mallas sombra o antiinsectos. Limpia con agua y un cepillo suave cada cierto tiempo, especialmente después de lluvias fuertes o temporadas de viento. En caso de usar detergentes, opta por productos biodegradables y suaves que no afecten la resistencia del material.

3. Inspección y mantenimiento constante

Realiza revisiones periódicas para detectar pequeños daños como rasgaduras, deshilachados o zonas debilitadas por el sol. Atender estos detalles a tiempo con reparaciones simples (como cosido con hilo de nylon o parches especiales) evitará que se conviertan en problemas mayores que comprometan toda la estructura.

También es importante verificar el estado de los soportes y tensores. Un poste flojo o una cuerda desgastada pueden causar que la malla se caiga o se rasgue con el viento.

4. Protección contra los rayos UV

Muchas mallas están tratadas con protección UV, pero con el tiempo, esta protección se va debilitando. Es recomendable, si el uso lo permite, desmontar las mallas durante épocas del año en que no se necesiten (como el invierno o fuera de temporada) para reducir su exposición continua al sol.

Al guardar las mallas, evita dejarlas expuestas a la intemperie o en contacto con el suelo. Guárdalas en un lugar seco, limpio y sin plagas (como roedores que pueden morder el material).

5. Evita el contacto con productos químicos agresivos

Fertilizantes, pesticidas y otros productos agrícolas pueden deteriorar las fibras de las mallas con el tiempo. Asegúrate de que estos productos no entren en contacto directo con la malla o que se limpien después de cada jornada.