A partir del mes de febrero, las temperaturas empiezan a subir, aunque de una forma muy ligera, que se va haciendo más notorio a lo largo del mes. A pesar de esta mejora, no nos podemos olvidar que seguimos en una época fría en la que las temperaturas pueden bajar de golpe y producir heladas inesperadas que afecten a nuestras hortalizas de temporada. Por ello, es muy importante mantener una protección constante.

Sin lugar a dudas, el mes de febrero, nos abre la opción a producir un cultivo más diverso, ya que por todo lo comentado anteriormente, es un clima propicio tanto para el cultivo al aire libre de hortalizas de invierno como de primavera.  Así, y gracias al clima cálido, el tomate, el pimiento y el calabacín vuelven a adquirir protagonismo además de convivir con habas, coliflores, puerros, acelgas y otros cultivos que soportan mejor el frío. La diversidad no es el único beneficio que sacamos de estos días, pues los días se tornan más largos y con ellos, las horas de luz aumentan, contribuyendo a un mayor crecimiento de nuestros cultivos.  

¿Cómo mantener y proteger mi huerto durante estos meses?

Por un lado, aunque en estas fechas ya empiece a producirse un aumento de las temperaturas, no debemos pensar que ya no hará falta proteger nuestro cultivo del frío, pues cómo ya hemos comentado anteriormente, todavía se pueden producir las últimas olas de frío de la temporada,  lo que podría echar a perder todo nuestro esfuerzo y con él nuestras tan preciadas y esperadas hortalizas de temporada.

Las mallas agrícolas son un buen aliado en estos casos, pues dependiendo de sus características, nos ayudarán ante cualquier tipo de clima y necesidad específica que tengamos, disminuyendo la posibilidad de que se produzcan pérdidas y aumentando a su vez la calidad del producto final. 

Para las zonas dónde las heladas todavía son más que frecuentes, podremos beneficiarnos de utilizar mallas cortavientos o antigranizos para paliar el frío y proteger nuestras hortalizas de temporada de fuertes vientos o lluvias. Estas mallas, tienen unas características muy polifacéticas, pues dependiendo de cuál elijamos, no sólo nos protege de climas fríos sino que también contra la evapotranspiración y las situaciones de estrés en los cultivos.

Tipos de mallas agrícolas para proteger mis cultivos

Para las zonas que suelen presentar un clima más cálido y menos variable durante todo el año, como puede ser en el Sur de España, podremos hacer uso de las famosas mallas de sombreo RabitaShade, compuesta por monofilamento de urdimbre y Rafia, lo que proporciona una protección segura y duradera. Otra de las mallas muy demandadas en climas cálidos, es la RabitaInsectProof, que gracias a su alta densidad además del tamaño reducido del poro,  no sólo proporcionan un % de sombra adecuado a nuestras hortalizas de temporada sino que también la protegerán de posibles ataques de insectos, roedores o plagas de cualquier tipo. Sin olvidarnos del color del hilo en este tipo de mallas es muy importante, pues incidirá directamente en un mayor o menor porcentaje de sombreo.

Como has podido ver, la selección de una malla agrícola depende de varios factores que son primordiales para elegir la correcta. En Rábita, además de contar con una gran variedad de mallas agrícolas, en nuestro proceso de fabricación integral adaptamos las medidas y características a las necesidades de cada uno de nuestros clientes. Si estás interesado en conocer más sobre mallas agrícolas, puedes ponerte en contacto con nuestro equipo de atención al cliente llamando al 953 58 75 08, o bien escribiéndonos a nuestro correo electrónico info@rabitaagrotextil.com.